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sábado, 30 de enero de 2016

Las cinco plantas que la NASA recomienda para limpiar el aire de tu casa

A parte de decorar y crear un entorno agradable las plantas limpian el aire de sustancias contaminantes. ¿Cuáles son más efectivas?

 
El aire de nuestra casa puede mejorar siguiendo algunos sencillos consejos de jardinería de la NASA (Thomas Barwick - Getty)

Calles, plazas, pueblos, ciudades, bosques… Todos los rincones de nuestro planeta sufren la amenaza constante y diaria de la polución. Nuestro día a día, pese a ser cada día más consciente y responsable, daña la naturaleza a un ritmo alarmante. Tu refugio, tu casa, también se ve afectada por la contaminación. Ahí, también la actitud de cada ciudadano puede mejorar su propia calidad de vida, y la NASA está dispuesta a ayudar para limpiar el aire de tu hogar con una solución completamente natural: plantas.
Tener plantas en una vivienda proporciona múltiples ventajas. A parte de decorar y crear un entorno agradable, absorben CO2 y liberan oxígeno, reducen la temperatura ambiente y, entre muchas otras capacidades, limpian el aire de sustancias contaminantes.
Así lo concretó la NASA en 1989 a través de un estudio dirigido por el Doctor Bill Wolverton, director de la organización ambiental Wolverton Environmental Services. No todas las plantas, sin embargo, son capaces de depurar todas y cada una de las partículas nocivas que hay en nuestros hogares.

 

Sustancia química Origen Efectos
Formaldehído Aglomerado o productos de madera prensada, alfombras, productos hidrófugos, productos ignífugos, gas natural, keroseno, humo de tabaco Irritan los ojos, la nariz y la garganta. Pueden provocar dolores de cabeza y dermatitis alérgica
Benceno, Xileno Tintas, aceites, pinturas, plásticos, goma Irritan los ojos y la piel. La exposición prolongada puede ocasionar dolores de cabeza, pérdida de apetito y somnolencia
Monóxido de carbono Combustión de motores de vehículos, combustión de leña y gas, humo de tabaco. Se combina con la hemoglobina de la sangre impidiendo su funcionamiento.
Tricloroetileno Líquidos para limpieza en seco, tintas de impresión, pinturas, barnices, adhesivos. Se consideran agentes cancerígenos


En nuestras casas hay muchas sustancias químicas (como el formaldehído, el benceno o el tricloroetileno) que son causa de problemas de salud. ¿Qué plantas, sin embargo, son más eficaces contra los contaminantes?


Potus (Epiperemnum aureum)
Esta planta es de las más comunes en oficinas y hogares. Es originaria del sudeste asiático (Malasia o Indonesia) y de Nueva Guinea, pero se adapta muy bien a cualquier entorno gracias a su resistencia y a que no requiere grandes cuidados. Puede sobrevivir en entornos de entre 17 y 30º de temperatura y sólo debe regarse cuando se nota la tierra seca.
El potus, pese a ser tóxica para perros y gatos, es muy eficaz contra partículas como el formaldehido, el xileno y el benceno, evitando irritaciones en los ojos, nariz garganta y piel. La exposición prolongada al xileno y al benceno, por ejemplo, pueden ocasionar dolores de cabeza, pérdida de apetito y somnolencia.
wikipedia

 Espatifilo, flor de la paz, vela del viento o flor de muerto
La NASA también colocó en su lista las plantas con flores del género Spathiphyllum. Son plantas muy longevas, originarias de México, América tropical, Malasia y el oeste del Pacífico, que se encuentran habitualmente alrededor de ríos y arroyos.
Estas plantas pueden crecer en ambientes con una temperatura superior a los 18º y sólo debe evitar ser puesta en corrientes aéreas. Necesitan más cuidados que los potrus, sobretodo en verano, ya que necesitan ser más regadas y apartadas de la luz solar directa. Las plantas del género Spathiphyllum, sin embargo, pueden absorber los cinco contaminantes en el aire analizados por el informe de Wolverton (Formaldehído, benceno y xileno, monóxido de carbono y tricloroetileno)

Palma de bambú (Raphis excelsa)

También conocida como Rapis o Palmerita china, esta planta es de crecimiento muy lento al principio, aunque va cogiendo velocidad con la edad. Es originaria de Asia y se adapta en condiciones variadas, llegando a alcanzar los 3 metros de altura
Hay que tener en cuenta de alejarlas del sol directo, requiere suelos fértiles y de un ambiente húmedo para su correcto crecimiento. Su riego debe ser abundante en verano y moderado en invierno y su correcto cuidado nos permitirá eliminar del aire con su sola presencia el formaldehído, el xileno y el amoníaco.

Sansevierias o lengua de tigre (Sansevieria trifasciata)
La espada de San Jorge o lengua de suegra es de origen sudafricano y le encanta el pleno sol. Requiere muy pocos riegos, siendo el exceso de agua su peor enemigo.
Sus tallos verticales la hacen ideal para interiores poco espaciosos, aunque si se cultiva en exteriores puede aguantar temperaturas muy altas (hasta 40º) y muy bajas (-5º). Esta planta es ideal para eliminar benceno, xileno y tolueno, tricloroetileno y formaldehído.

Ficus robusta
El árbol de caucho, a parte de eliminar el formaldehído del aire, es una planta ideal para mantener la humedad del ambiente, gracias a su elevado índice de evapotranspiración.
De origen asiático, el ficus robusta es una planta muy agradecida y resistente. Soporta altas temperaturas, pero no tolera cambios bruscos. En pocos años puede crecer muy rápido, así que hay que tener en cuenta que es una planta que necesita espacio.



fuentes: lavanguardia
www.nasa.gov 

 
 
 
 
 

miércoles, 20 de enero de 2016

¡Sorpresa! El Planeta X existe de verdad


Al final, el famoso Planeta X podría convertirse pronto en realidad. El conocido astrónomo Michael Brown, descubridor de Eris y Sedna, acaba de aportar, junto a su colega Konstantin Batygin, las mejores evidencias que existen hasta ahora de la existencia de un nuevo y distante planeta gigante en los confines del Sistema Solar. Su trabajo, que está revolucionando a la comunidad científica internacional, acaba de publicarse en The Astronomical Journal.
Representación artística del nuevo planeta

Todo parece indicar que estamos más cerca que nunca de descubrir el noveno planeta del Sistema Solar. Y no se trata esta vez de pequeños mundos helados más allá de la órbita de Plutón, como el que anunció la Institución Carnegie el pasado mes de noviembre, ni tampoco de un simple objeto transneptuniano, sino de un auténtico gigante de tamaño comparable a Neptuno y que, de confirmarse definitivamente su existencia, entraría por la puerta grande en el selecto club planetario del que la Tierra forma parte y del que, en 2006, fue expulsado el propio Plutón. En otras palabras, podría tratarse del famoso y escurridizo Planeta X, ese que los astrónomos persiguen desde hace más de un siglo y que la cultura popular ha terminado por convertir en leyenda.
Los autores del trabajo, un equipo de investigadores de Instituto de Tecnología de California, le han bautizado como «Planeta Nueve». Tiene entre cinco y diez veces la masa de la Tierra, gira alrededor del Sol una vez cada 15.000 años y, aunque aún no lo han observado directamente, Michael Brown y Konstantin Batygin han deducido su existencia a partir de las órbitas de toda una serie de planetas enanos y otros objetos extremos de nuestro Sistema descubiertos recientemente. Se sabe desde hace tiempo que las extrañas «maniobras orbitales» de estos pequeños mundos podrían explicarse gracias a la perturbación gravitatoria de un hipotético planeta gigante nunca visto hasta ahora. Brown y Batygin creen que el nuevo planeta pudo ser «expulsado» lejos del Sol y al espacio profundo hace miles de millones de años, como consecuencia de un «empujón gravitatorio» de Júpiter o Saturno.

Escepticismo

Los investigadores saben que su trabajo será sometido a toda clase de revisiones por astrónomos de todo el mundo. No es la primera vez, en efecto, que se anuncia el hallazgo del misterioso Planeta X, cuya búsqueda está plagada de errores, exageraciones e, incluso, pura y simple charlatanería. Por eso, Brown y Batygin se han preparado conta la inevitable ola de escepticismo con una larga serie de datos, análisis orbitales de otros objetos distantes y sesudas simulaciones informáticas. «Si dices que tienes evidencias del planeta X -afirma Brown- prácticamente cualquier astrónomo dirá: ´¿Otra vez? Estos chicos, claramente, están locos. ¿por qué esta vez debería ser diferente a las demás?´. Esta vez es diferente porque esta vez tenemos razón».
Los dos astrónomos dedujeron la presencia del«Planeta Nueve» por la singular agrupación de seis objetos previamente conocidos y cuyas órbitas se encuentran más allá de Neptuno. Según sus datos, solo hay un 0,007% de probabilidades (una entre 15.000) de que esa agrupación se deba a una simple coincidencia. Mucho más probable es que un planeta con la masa de diez tierras esté guiando a los seis objetos en sus extrañas y peculiares órbitas elípticas, muy inclinadas con respecto al plano del Sistema Solar.
Del mismo modo, también la órbita del nuevo planeta está inclinada, y también estirada hasta distancias tan grandes que obligarán a revisar algunas de las ideas más establecidas sobre la dinámica planetaria dentro de nuestro sistema.

Locura

La mayor aproximación del Planeta Nueve al Sol lo sitúa hasta siete veces más lejos que Neptuno, a 200 Unidades Astronómicas (UA) de distancia. (Una Unidad Astronómica es la distancia que hay entre la Tierra y el Sol, 150 millones de km). Pero en su periplo orbital, el recién descubierto Planeta X podría llegar a alejarse periódicamente del Sol entre 600 y 1.200 Unidades Astronómicas. Es decir, mucho más allá del cinturón de Kuiper, la región de los pequeños mundos helados más allá de Neptuno, que empieza a «solo» unas 30 UA.
Hace años, la investigación de Brown y Batygin no iba encaminada a descubrir un nuevo planeta, sino todo lo contrario, a demostrar que el Planeta Nueve no existía. Pero el trabajo de otros dos astrónomos, que descubrieron una inusual agrupación de pequeños mundos helados en una remota región del Sistema Solar, les hizo cambiar de idea. En 2014, además, un estudio publicado en Nature por Scott Sheppard Y Chad Trujillo, de la Institución Carnegie, apuntaba a la existencia potencial de un planeta gigante desconocido, uno cuya gravedad, precisamente, estuviera afectando a las órbitas de todos esos cuerpos más pequeños. Al principio Brown pensó que era una locura, y trató de demostrarlo con una serie de ecuaciones y simulaciones informáticas que, al final, terminaron por demostrar que la del planeta gigante oculto era la mejor de las explicaciones posibles.
Según sostienen Brown y Batygyn, si el Planeta X está ahí fuera, los astrónomos deberían encontrar muy pronto más objetos en «órbitas reveladoras», influenciadas por el gigante oculto. Aunque Brown sabe muy bien que nadie creerá de verdad en el descubrimiento hasta que el Planeta X, en todo su esplendor, sea detectado por fin con un telescopio. «Hasta que no haya una detección directa -afirma el astrónomo- estamos ante una hipótesis». El equipo de investigadores utilizará ahora sus cálculos para «cazar» al escurridizo planeta con uno de los grandes telescopios instalados en Hawaii. Y no cabe duda de que, con los datos de su trabajo en la mano, muchos otros astrónomos intentarán hacer lo mismo.

Matar a Plutón

De hecho, grandes telescopios de dos continentes están tratando ya de poner la vista encima al Planeta X, que sería, por tamaño, el quinto mayor del Sistema Solar, después de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Pero a tanta distancia, no se trata de una tarea sencilla, ya que el Planeta Nueve, o X, refleja tan poca luz solar que pone a prueba la capacidad de los mejores intrumentos de observación disponibles.
Resulta irónico que sea precisamente Michael Brown el descubridor del noveno planeta del Sistema Solar. De hecho, fue él quien, en 2005, descubrió Eris, un pequeño y distante mundo helado del mismo tamaño de Plutón y que demostró que el hasta entonces noveno planeta de nuestro sistema era más que uno entre muchos mundos similares del cinturón de Kuiper. Fue precisamente su descubrimiento el que provocó que, apenas un año más tarde, en 2006, la Unión Astronómica Internacional reclasificara a Plutón, privándole de su título planetario y degradándolo a planeta enano. El propio Brown contó este proceso en su libro «Cómo maté a Plutón». Unos años antes, en 2003, Brown también protagonizó el descubrimiento de Sedna, otro pequeño y lejano mundo, aunque menor que Eris y Plutón.
«Matar a Plutón fue divertido -afirma el investigador-. Y encontrar a Sedna fue científicamente interesante. Pero esto está una cabeza por encima de todo lo demás«.

planeta x
Definiciones en la Web
  1. Se ha denominado como planeta X a un planeta hipotetizado más allá de Neptuno. La «X» se refiere a desconocido, no al número romano 10, ya que solo había ocho planetas conocidos al momento de empezar a llamar planeta X a un hipotético planeta del Sistema Solar. ...
    wikipedia.org/Planeta_X


Fuente: http://www.abc.es/