Sin embargo, un nuevo estudio afirma que el efecto de nuestra gravedad sí provocaría pequeñas avalanchas de rocas del asteroide. Al igual que la Luna empuja y tira de los océanos (mareas), los asteroides también son susceptibles a esa fuerza de las mareas de nuestro planeta. Las estimaciones actuales sugieren que el asteroide no conforma una masa sólida de roca sino más bien un grupo gigante de rocas, lo que confirmaría esta posible lluvia de escombros espaciales.
Para demostrar esta hipótesis, un equipo de investigadores de la Universidad de Maryland (EEUU) ha desarrollado un modelo informático que les ha permitido realizar una simulación virtual teniendo en cuenta tanto el tamaño del asteroide como la gravedad del mismo, la fuerza de las mareas de la Tierra, las fuerzas de inercia, la fuerza centrífuga causada por la rotación del asteroide así como otros efectos similares. La simulación dio como resultado que las fuerzas de las mareas de la Tierra serían lo suficientemente fuertes como para causar pequeñas avalanchas de rocas del asteroide.
Estas perturbaciones en el asteroide ocasionarán un pequeño desgaste en las partículas de su superficie, por lo que su paso por la Tierra supondrá para él como una especie de “peeling” espacial. Lo que sí podremos ver en 2029 y además a simple vista, será un punto de luz moderadamente brillante moviéndose rápidamente a través del cielo
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