Ha hecho falta que la prima de riesgo se acerque a los 600 puntos para que Mariano Rajoy muestre en público su descontento por el rescate de la banca española y reconozca que es "tremendamente dañiño"
porque vincula el riesgo bancario al riesgo soberano. Lo que antes era
poco menos que una buena noticia, ahora es un quebradero de cabeza.
Rajoy dejó patente el lunes en la cumbre del G-20 en los Cabos (México) su descontento por el mecanismo de lo que él denomina "ayuda a la banca española". En su intervención a puerta cerrada ante el plenario de la cumbre el presidente del Gobierno puso sobre la mesa los problemas que está sufriendo la deuda soberana española en los mercados tras el rescate de la banca española.
Para Rajoy, el problema ocurre cuando se vincula la deuda bancaria y la deuda soberana. Un vínculo que es "prioritario" romper, según Rajoy, y para ello el presidente reclamó a la eurozona -lo viene haciendo desde hace tiempo- un calendario "preciso y concreto" para avanzar en una unión fiscal y bancaria. Unión que, ha dicho, debe incluir, un supervisor único para el sistema financiero, un fondo de garantía de depósitos común y un mecanismo también común para reestructurar las entidades financieras.
Aprovechó también su intervención Rajoy para defender el euro como un proyecto político que ha sido beneficioso para los ciudadanos europeos y del resto del mundo. Se mostró convencido de que las próximas reuniones serán claves para el proyecto de integración europea, en referencia al Consejo Europeo de fin de mes y la cita que mantendrán el viernes en Roma España, Italia, Francia y Alemania. Ese proyecto, en opinión de España, debe basarse en cinco pilares: la disciplina fiscal, las reformas estructurales, la apertura de los mercados europeos, la sostenibilidad de la deuda y, de nuevo, la integración fiscal y bancaria.
Según las fuentes del Gobierno español, no hubo en la primera sesión plenaria de la cumbre ninguna mención concreta a España y la mayoría de las intervenciones se centraron en los problemas que atraviesa la zona euro y en sus necesidades de integración para proteger la moneda única.
Barroso dejó entrever que el mecanismo que se utilizará para revitalizar a la banca española está por decidir. "Cuando España formalice su petición -dijo- se abrirá una conversación con los Estados miembros para decidir cual es la mejor forma de hacerlo".
"No puedo decir cuál será", apuntó Barroso, pero dejo claro que la Comisión quiere "un sistema que evite la contaminación de la deuda financiera y la deuda soberana, porque esto puede tener consecuencia negativas para los mercados". "Pero todavía tenemos que deliberar en la eurozona", añadió.
No obstante, en el mismo comunicado, el G-20 da la bienvenida a la decisión del Eurogrupo de dar apoyo al FROB para recapitalizar la banca española.
Rajoy dejó patente el lunes en la cumbre del G-20 en los Cabos (México) su descontento por el mecanismo de lo que él denomina "ayuda a la banca española". En su intervención a puerta cerrada ante el plenario de la cumbre el presidente del Gobierno puso sobre la mesa los problemas que está sufriendo la deuda soberana española en los mercados tras el rescate de la banca española.
Para Rajoy, el problema ocurre cuando se vincula la deuda bancaria y la deuda soberana. Un vínculo que es "prioritario" romper, según Rajoy, y para ello el presidente reclamó a la eurozona -lo viene haciendo desde hace tiempo- un calendario "preciso y concreto" para avanzar en una unión fiscal y bancaria. Unión que, ha dicho, debe incluir, un supervisor único para el sistema financiero, un fondo de garantía de depósitos común y un mecanismo también común para reestructurar las entidades financieras.
Aprovechó también su intervención Rajoy para defender el euro como un proyecto político que ha sido beneficioso para los ciudadanos europeos y del resto del mundo. Se mostró convencido de que las próximas reuniones serán claves para el proyecto de integración europea, en referencia al Consejo Europeo de fin de mes y la cita que mantendrán el viernes en Roma España, Italia, Francia y Alemania. Ese proyecto, en opinión de España, debe basarse en cinco pilares: la disciplina fiscal, las reformas estructurales, la apertura de los mercados europeos, la sostenibilidad de la deuda y, de nuevo, la integración fiscal y bancaria.
Según las fuentes del Gobierno español, no hubo en la primera sesión plenaria de la cumbre ninguna mención concreta a España y la mayoría de las intervenciones se centraron en los problemas que atraviesa la zona euro y en sus necesidades de integración para proteger la moneda única.
Apoyo de Barroso
Horas antes también se hizo hecho eco de este problema el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, quien explicó que la Unión Europea (UE) quiere "favorecer un sistema [para la concesión de esa ayuda] que evite la contaminación de la deuda soberana por parte de la deuda financiera".Barroso dejó entrever que el mecanismo que se utilizará para revitalizar a la banca española está por decidir. "Cuando España formalice su petición -dijo- se abrirá una conversación con los Estados miembros para decidir cual es la mejor forma de hacerlo".
"No puedo decir cuál será", apuntó Barroso, pero dejo claro que la Comisión quiere "un sistema que evite la contaminación de la deuda financiera y la deuda soberana, porque esto puede tener consecuencia negativas para los mercados". "Pero todavía tenemos que deliberar en la eurozona", añadió.
Declaración final
La declaración final que adoptará la cumbre del G-20 mañana, miércoles, según el borrador al que ha tenido acceso EFE, apunta en este mismo sentido, pues insta a los socios europeos del G-20 a "mejorar el funcionamiento de los mercados financieros, y a romper el vinculo entre deuda soberana y bancos".No obstante, en el mismo comunicado, el G-20 da la bienvenida a la decisión del Eurogrupo de dar apoyo al FROB para recapitalizar la banca española.
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