Un sushi master preparó centenares de piezas de pescado de todas las
variedades. Un decorador dio un toque japonés a la mansión... Todo era
del gusto de la anfitriona aquella velada del 13 de junio de 2007 en el
palacete de Pedralbes (Barcelona). Sí, el capricho salió algo caro: exactamente 1.412,40 euros,
según la dolorosa que enviaría días después la empresa de catering
Kateshima. Pero la ocasión merecía un esfuerzo económico: se trataba del
42 cumpleaños de la infanta Cristina.
La duquesa de Palma nunca ha ocultado que la cocina asiática es una de sus pasiones. Prefiere el refinamiento del sashimi, pero tampoco hace ascos a los restaurantes chinos de batalla y sus platos aderezados con glutamato. Así, meses después de su cumpleaños, almorzó con su marido y sus cuatro hijos en Gran Siglo, un sencillo local oriental de un centro comercial de Terrassa (Barcelona). A los seis comensales, el buffet libre, regado con dos cervezas y una botella grande de agua, les costó 39,85 euros: apenas 6,64 por cabeza.
Además de la presencia de la infanta, un detalle une estos dos ágapes de tan distinto nivel: que ambos fueron sufragados por Aizoon SL, la sociedad compartida por los duques de Palma. Esta empresa fantasma se nutría al 90% de fondos públicos procedentes del cuestionado Instituto Nóos. Y, según ha averiguado la Agencia Tributaria, también sirvió para financiar gastos personales de la infanta como ropa infantil, artículos de papelería o caras clases individuales de coaching.
Algunos de estos recibos alcanzan cifras de vértigo. Es el caso de los 15.210,82 euros que costaron los billetes de avión para un viaje familiar a Brasil (27-3-09). Otras veces, sin embargo, los tickets ni siquiera llegan a un euro: así, la pareja también cargó a su empresa familiar los 45 céntimos de un aparcamiento de siete minutos (10-10-08).
Imputar estos gastos a Aizoon tenía otra ventaja. Cuantos más facturas absorbiera esta empresa instrumental, que no prestaba servicio alguno, menores eran sus beneficios y, por tanto, se reducía su carga fiscal. ¿Se comportó la hija del rey como un autónomo que trampea su IRPF con sus gastos personales? Eso trata de averiguar el juez Castro.
En ocasiones, la pareja se dedujo gastos típicos de una empresa convencional: gasolina, teléfonos, material de oficina... Pero también incluyeron facturas de más difícil justificación. Ahí están las cuatro entregas de Harry Potter (20-5-08). O las seis entradas para el musical El Rey León en Nueva York (16-10-07). O las clases de salsa y merengue que se celebraron en el palacete (2-7-07). O los seis tickets para la final de la Champions en Roma, que el Barça ganó al Manchester (21-5-09)...
A petición del juez Castro, la Agencia Tributaria ha calculado al céntimo estos gastos personales que sufragó Aizoon. En total suman 698.824,74 euros: 436,703,87 correspondientes a las obras en su palacete y otros 262,120,87 a «atenciones privadas». Tras analizar este informe y escuchar a las partes el juez resolverá a partir del martes si imputa a la infanta por un doble delito --blanqueo de capitales y delito fiscal--, como ya pidió este viernes el sindicato Manos Limpias.
Fue el fin de una era para la infanta Cristina. Se acabaron sus cenas en El Jardí de l'Abadessa, uno de los locales que más frecuentaba. O las compras de ropa infantil en Bonpoint, donde llegó a dejarse 627 euros de una tacada (1-9-06)... Sin embargo, los detalles de aquella época dorada han quedado registrados, negro sobre blanco, en el millar largo de facturas a las que ha accedido Crónica. Este es el resultado.
RESTAURANTES. Comer fuera de casa era, sin duda, el pasatiempo predilecto de la infanta Cristina. En total, los duques de Palma cargaron 91 ágapes a las tarjetas de crédito de Aizoon, por valor de 13.924,61 euros. Además, constan decenas de desayunos, almuerzos y cenas que abonaron en metálico.
De las facturas se desprende que su local favorito era el Real Club de Tenis de Barcelona, donde se organiza el torneo Conde de Godó. Allí están registradas 15 comidas con tarjeta, además de numerosos recibos de pequeño importe, que abonaron en efectivo: cafés, aperitivos, cañas, refrescos, picoteos... En alguna ocasión, Aizoon incluso se hizo cargo de cafés de 0,95 euros.
Los duques también frecuentaban El Jardi de la Abadessa (al menos seis visitas), el Raco D'en Cesc (cinco) o Semon 9, uno de los mejores delicatessen de Barcelona, donde un día gastaron 510 euros (29-11-05). Entre los restaurantes orientales, destaca el Tse-Yang, el cantonés del Hotel Villamagna de Madrid (21-05-04) y Parco Sushi-Sashimi. Tanto les gustaron sus makis y nigiris que lo visitaron en dos ocasiones el mismo mes de 2009 (13 y 24 de febrero).
VINOS. A la infanta no sólo le gusta la comida, sino los buenos caldos. En sus facturas, suelen aparecer botellas de las mejores bodegas. Y su empresa también se hizo cargo de compras de vino al por mayor: el 1 de octubre de 2008, adquirió 15 cajas de seis botellas de 1,5 litros de Baigorri Crianza 2004, un Rioja elogiado por la crítica. También compró tres botellas de Baigorri de 2005 a 23,83 euros la unidad. En total, la factura alcanzó los 1.357,20 euros.
Al menos, los duques de Palma disponían de sitio para conservar tantas cajas de vino. Cuatro meses antes, el 1 de junio, habían comprado un climatizador Split 55F a la empresa Clima Caves, dedicada a «la tutela del vino después del embotellador». El capricho les costó 3.353,56 euros, incluida la instalación.
PAGOS EN METÁLICO.. Un dato llama la atención en las facturas de la infanta y su marido: la frecuencia con la que manejaban dinero en efectivo. No sólo ocurre con decenas de pequeños pagos en bares, sino también con gastos abultados. Es el caso de una habitación para dos personas en The Latham Hotel de Washington, que costó 1.545,95 dólares por tres noches (3-11-07). O las citadas entradas para El Rey León, que les salieron por 1.189,65 dólares (16-10-07), de las que cuatro constan como «Gastos S.A.R.». Ese mismo día, también compraron en efectivo unas «botas de señora» en Paragon, una tienda de deportes ubicada en el 867 de Broadway (Nueva York).
El cash también se utilizaba para pagar materiales para el palacete. Así ocurrió con la instalación de una ballesta plegable de 736,32 euros a cargo de la empresa Molalum (11-3-08). O la compra de 685,98 euros de baldosas en la tienda Servei Estació de Barcelona (30-6-08). O la adquisición de tres calefactores por infrarrojos por 241,74 euros en Maquinaria Torres (18-1-08).
MICROGASTOS. El objetivo era reducir la factura fiscal de Aizoon y, para ello, los duques se dedujeron gastos de ínfima cuantía. Así, cargaron a la empresa un «timbre» de 0,60 céntimos (25-4-08), un parquímetro de un euro (2-10-07), dos cafés en el Club de Tenis de Barcelona de 1,90 euros (3-12-07)... En estos casos, el papeleo difícilmente compensaba los céntimos de ahorro fiscal.
Quizá el caso más llamativo se produjo el 24 de julio de 2007. Los duques recibieron una multa por exceso de velocidad de la furgoneta familiar. En ella, Tráfico pedía que identificaran por carta al conductor. Doña Cristina y su marido incluso se dedujeron los 2,44 euros de la carta certificada con la que informaron de que Urdangarin iba al volante de la Mercedes Viano, cuyo renting de 1.313,60 euros al mes también abonaba la empresa familiar.
HOTELES. Las facturas más abultadas reflejan los viajes de los duques a los rincones más exclusivos del mundo. Una estancia en el Arlberg Hospiz del Tirol costó 6.627 euros (18-6-2008), un viaje familiar al Albergo S Chiara de Roma salió por 7.260 euros para 28 personas (21-9-08), por una noche con safari en el Pestana Kruger de Sudáfrica les facturaron 1.323,35 euros (5-8-200)... También cargaron a Aizoon una escapada de tres noches al Hotel Marqués de Riscal junto a su hija Irene. Los duques usaron un seudónimo («Cristina Poi, Txiki y Ire») para abonar la factura de 1.573,54 euros en este hotel de cinco estrellas (13-7-08).
FIESTAS. El atracón de sushi no fue el único festejo familiar que sufragó Aizoon. Tres meses antes, el 30 de abril, se celebró el quinto cumpleaños de Miguel, el tercer hijo de la infanta Cristina. Y aparecen tres facturas vinculadas a la fiesta: de la organizadora Gema Mensa (522 euros), de la empresa de animación infantil Triajock (480) y de la decoración con globos a cargo de Integral Events (292). En total, el cumpleaños costó 1.294 euros.
TELÉFONO. Mes tras mes, Aizoon se hizo cargo de los gastos telefónicos de los duques: contaban con dos líneas de móvil más una tarifa plana de internet, que salieron por 3.260,44 euros en 2008. Dos detalles llamaron la atención de los investigadores dela Agencia Tributaria. Uno, que la infanta contratara un servicio para que los niños no accedieran a contenido para adultos, algo innecesario en una empresa. Y, dos, que algunos recibos estuvieran domiciliados en la «carretera del Pardo, s/n»: es decir, la dirección del Palacio de la Zarzuela.
DECORACIÓN. El 62% de los gastos -- 436,703,87-- corresponden a la decoración del palacete. Además de pagar a arquitectos, carpinteros o cristaleros, doña Cristina invirtió 138.834,60 euros en Grao, una boutique de muebles contemporáneos. Allí adquirió mesas, sillas, sofás, cortinas, lámparas, alfombras e, incluso, un mueble bar (22-12-05). También constan 8.628 euros en electrodomésticos de Siemens (24-1-06), 9.280 euros en cortinas de la tapicería Blau Cel (27-10-06), además de 325 euros en Loewe (12-6-09) o 240 euros en cuatro compras de la floristería Crocus de Barcelona.
MERENGUE Y COACHING. Doña Cristina llamó personalmente a Marga Martí para contratar sus servicios de coaching. En total, la infanta pagó 7.850 euros por 37 horas de trabajo para mejorar sus dotes de dirección y presentación (17-9-07). El palacete también acogió un «curso de formación» los días 13 de junio y 1 de julio de 2007. En realidad, bajo ese rimbombante título se ocultaba un cursillo de salsa y merengue, según confesó la profesora, Carmen Batlle. El precio de las clases alcanzó los 707 euros (2-7-07).
LIBROS Y MÚSICA. Los duques de Palma son amantes de la música, los libros y las revistas. Así lo prueban sus facturas, que incluyen 22 descargas de música en iTunes, más 11 compras de libros en Amazon, la FNAC o la Casa del Libro. El 20 de mayo de 2008, los duques de Palma pagaron 13,30 euros por el libro Creatividad. Quizá estos días, al borde de la imputación, la infanta Cristina busque consuelo en este ensayo del gurú indio Osho, cuya solapa promete algo que ella necesita urgentemente: «Nuevas ideas para enfrentarse a los múltiples contratiempos de la vida moderna...».
La duquesa de Palma nunca ha ocultado que la cocina asiática es una de sus pasiones. Prefiere el refinamiento del sashimi, pero tampoco hace ascos a los restaurantes chinos de batalla y sus platos aderezados con glutamato. Así, meses después de su cumpleaños, almorzó con su marido y sus cuatro hijos en Gran Siglo, un sencillo local oriental de un centro comercial de Terrassa (Barcelona). A los seis comensales, el buffet libre, regado con dos cervezas y una botella grande de agua, les costó 39,85 euros: apenas 6,64 por cabeza.
Además de la presencia de la infanta, un detalle une estos dos ágapes de tan distinto nivel: que ambos fueron sufragados por Aizoon SL, la sociedad compartida por los duques de Palma. Esta empresa fantasma se nutría al 90% de fondos públicos procedentes del cuestionado Instituto Nóos. Y, según ha averiguado la Agencia Tributaria, también sirvió para financiar gastos personales de la infanta como ropa infantil, artículos de papelería o caras clases individuales de coaching.
Retrato de una era
Crónica ha diseccionado 85 movimientos realizados desde las cuentas de Aizoon, además de 358 cargos de sus tarjetas de crédito y un millar largo de facturas, recibos y justificantes de pago. A través de ellos se puede trazar un retrato inédito de los gustos culinarios, los viajes exóticos y los caprichos decorativos de la infanta Cristina hasta entrado el año 2010. Es decir, justo antes de la caída en desgracia de su marido, Iñaki Urdangarin. Entonces, todavía gozaba de una vida aparentemente idílica que ahora, en pleno caso Nóos, amenaza con pasarle factura.Algunos de estos recibos alcanzan cifras de vértigo. Es el caso de los 15.210,82 euros que costaron los billetes de avión para un viaje familiar a Brasil (27-3-09). Otras veces, sin embargo, los tickets ni siquiera llegan a un euro: así, la pareja también cargó a su empresa familiar los 45 céntimos de un aparcamiento de siete minutos (10-10-08).
Imputar estos gastos a Aizoon tenía otra ventaja. Cuantos más facturas absorbiera esta empresa instrumental, que no prestaba servicio alguno, menores eran sus beneficios y, por tanto, se reducía su carga fiscal. ¿Se comportó la hija del rey como un autónomo que trampea su IRPF con sus gastos personales? Eso trata de averiguar el juez Castro.
En ocasiones, la pareja se dedujo gastos típicos de una empresa convencional: gasolina, teléfonos, material de oficina... Pero también incluyeron facturas de más difícil justificación. Ahí están las cuatro entregas de Harry Potter (20-5-08). O las seis entradas para el musical El Rey León en Nueva York (16-10-07). O las clases de salsa y merengue que se celebraron en el palacete (2-7-07). O los seis tickets para la final de la Champions en Roma, que el Barça ganó al Manchester (21-5-09)...
A petición del juez Castro, la Agencia Tributaria ha calculado al céntimo estos gastos personales que sufragó Aizoon. En total suman 698.824,74 euros: 436,703,87 correspondientes a las obras en su palacete y otros 262,120,87 a «atenciones privadas». Tras analizar este informe y escuchar a las partes el juez resolverá a partir del martes si imputa a la infanta por un doble delito --blanqueo de capitales y delito fiscal--, como ya pidió este viernes el sindicato Manos Limpias.
El domicilio de facturas telefónicas que pasaron es la «carretera del pardo s/n», donde está la Zarzuela
Estas «atenciones privadas» crecieron ejercicio tras ejercicio. De los modestos 5.339 euros de 2004 se llega al máximo de 79.840,67 en 2009.
Fue justo en ese año cuando la familia se mudó a Washington tras el
galáctico fichaje de Urdangarin por Telefónica. Ya entonces se percibía
un insistente runrún sobre los negocios del yernísimo al frente del
Instituto Nóos. Convenía que pusiera un océano de por medio.Fue el fin de una era para la infanta Cristina. Se acabaron sus cenas en El Jardí de l'Abadessa, uno de los locales que más frecuentaba. O las compras de ropa infantil en Bonpoint, donde llegó a dejarse 627 euros de una tacada (1-9-06)... Sin embargo, los detalles de aquella época dorada han quedado registrados, negro sobre blanco, en el millar largo de facturas a las que ha accedido Crónica. Este es el resultado.
RESTAURANTES. Comer fuera de casa era, sin duda, el pasatiempo predilecto de la infanta Cristina. En total, los duques de Palma cargaron 91 ágapes a las tarjetas de crédito de Aizoon, por valor de 13.924,61 euros. Además, constan decenas de desayunos, almuerzos y cenas que abonaron en metálico.
De las facturas se desprende que su local favorito era el Real Club de Tenis de Barcelona, donde se organiza el torneo Conde de Godó. Allí están registradas 15 comidas con tarjeta, además de numerosos recibos de pequeño importe, que abonaron en efectivo: cafés, aperitivos, cañas, refrescos, picoteos... En alguna ocasión, Aizoon incluso se hizo cargo de cafés de 0,95 euros.
Los duques también frecuentaban El Jardi de la Abadessa (al menos seis visitas), el Raco D'en Cesc (cinco) o Semon 9, uno de los mejores delicatessen de Barcelona, donde un día gastaron 510 euros (29-11-05). Entre los restaurantes orientales, destaca el Tse-Yang, el cantonés del Hotel Villamagna de Madrid (21-05-04) y Parco Sushi-Sashimi. Tanto les gustaron sus makis y nigiris que lo visitaron en dos ocasiones el mismo mes de 2009 (13 y 24 de febrero).
VINOS. A la infanta no sólo le gusta la comida, sino los buenos caldos. En sus facturas, suelen aparecer botellas de las mejores bodegas. Y su empresa también se hizo cargo de compras de vino al por mayor: el 1 de octubre de 2008, adquirió 15 cajas de seis botellas de 1,5 litros de Baigorri Crianza 2004, un Rioja elogiado por la crítica. También compró tres botellas de Baigorri de 2005 a 23,83 euros la unidad. En total, la factura alcanzó los 1.357,20 euros.
Al menos, los duques de Palma disponían de sitio para conservar tantas cajas de vino. Cuatro meses antes, el 1 de junio, habían comprado un climatizador Split 55F a la empresa Clima Caves, dedicada a «la tutela del vino después del embotellador». El capricho les costó 3.353,56 euros, incluida la instalación.
PAGOS EN METÁLICO.. Un dato llama la atención en las facturas de la infanta y su marido: la frecuencia con la que manejaban dinero en efectivo. No sólo ocurre con decenas de pequeños pagos en bares, sino también con gastos abultados. Es el caso de una habitación para dos personas en The Latham Hotel de Washington, que costó 1.545,95 dólares por tres noches (3-11-07). O las citadas entradas para El Rey León, que les salieron por 1.189,65 dólares (16-10-07), de las que cuatro constan como «Gastos S.A.R.». Ese mismo día, también compraron en efectivo unas «botas de señora» en Paragon, una tienda de deportes ubicada en el 867 de Broadway (Nueva York).
El cash también se utilizaba para pagar materiales para el palacete. Así ocurrió con la instalación de una ballesta plegable de 736,32 euros a cargo de la empresa Molalum (11-3-08). O la compra de 685,98 euros de baldosas en la tienda Servei Estació de Barcelona (30-6-08). O la adquisición de tres calefactores por infrarrojos por 241,74 euros en Maquinaria Torres (18-1-08).
En un recibo aparece escrito a mano «gastos S.A.R.». También hay flores, botas de mujer, objetos de Loewe...
TARJETAS DE CRÉDITO.. Además del efectivo, los
duques de Palma contaban con sendas tarjetas Visa Business Oro a nombre
de Aizoon. Iñaki Urdangarin la usaba a discreción: al menos constan 349
transacciones. Cristina, sin embargo, fue algo más cuidadosa: la Agencia
Tributaria sólo ha detectado nueve movimientos de su tarjeta. Así, la
infanta tiró de plástico para pagar una comilona de 352 euros en el
Escarabat Negre de Soller (Mallorca) el 21 de agosto de 2007. También
abonó dos peajes de autopista, ropa infantil de Bonpoint, una comida El
Jardi de la Abadessa, una compra en la papelería Manila de Barcelona,
además de tres pagos en el Centro Europeo de Barcelona, un exclusivo
centro de ocio infantil. En total, 1.985,03 euros de gastos
aparentemente personales que sufragó la empresa fantasma. MICROGASTOS. El objetivo era reducir la factura fiscal de Aizoon y, para ello, los duques se dedujeron gastos de ínfima cuantía. Así, cargaron a la empresa un «timbre» de 0,60 céntimos (25-4-08), un parquímetro de un euro (2-10-07), dos cafés en el Club de Tenis de Barcelona de 1,90 euros (3-12-07)... En estos casos, el papeleo difícilmente compensaba los céntimos de ahorro fiscal.
Quizá el caso más llamativo se produjo el 24 de julio de 2007. Los duques recibieron una multa por exceso de velocidad de la furgoneta familiar. En ella, Tráfico pedía que identificaran por carta al conductor. Doña Cristina y su marido incluso se dedujeron los 2,44 euros de la carta certificada con la que informaron de que Urdangarin iba al volante de la Mercedes Viano, cuyo renting de 1.313,60 euros al mes también abonaba la empresa familiar.
HOTELES. Las facturas más abultadas reflejan los viajes de los duques a los rincones más exclusivos del mundo. Una estancia en el Arlberg Hospiz del Tirol costó 6.627 euros (18-6-2008), un viaje familiar al Albergo S Chiara de Roma salió por 7.260 euros para 28 personas (21-9-08), por una noche con safari en el Pestana Kruger de Sudáfrica les facturaron 1.323,35 euros (5-8-200)... También cargaron a Aizoon una escapada de tres noches al Hotel Marqués de Riscal junto a su hija Irene. Los duques usaron un seudónimo («Cristina Poi, Txiki y Ire») para abonar la factura de 1.573,54 euros en este hotel de cinco estrellas (13-7-08).
FIESTAS. El atracón de sushi no fue el único festejo familiar que sufragó Aizoon. Tres meses antes, el 30 de abril, se celebró el quinto cumpleaños de Miguel, el tercer hijo de la infanta Cristina. Y aparecen tres facturas vinculadas a la fiesta: de la organizadora Gema Mensa (522 euros), de la empresa de animación infantil Triajock (480) y de la decoración con globos a cargo de Integral Events (292). En total, el cumpleaños costó 1.294 euros.
TELÉFONO. Mes tras mes, Aizoon se hizo cargo de los gastos telefónicos de los duques: contaban con dos líneas de móvil más una tarifa plana de internet, que salieron por 3.260,44 euros en 2008. Dos detalles llamaron la atención de los investigadores dela Agencia Tributaria. Uno, que la infanta contratara un servicio para que los niños no accedieran a contenido para adultos, algo innecesario en una empresa. Y, dos, que algunos recibos estuvieran domiciliados en la «carretera del Pardo, s/n»: es decir, la dirección del Palacio de la Zarzuela.
DECORACIÓN. El 62% de los gastos -- 436,703,87-- corresponden a la decoración del palacete. Además de pagar a arquitectos, carpinteros o cristaleros, doña Cristina invirtió 138.834,60 euros en Grao, una boutique de muebles contemporáneos. Allí adquirió mesas, sillas, sofás, cortinas, lámparas, alfombras e, incluso, un mueble bar (22-12-05). También constan 8.628 euros en electrodomésticos de Siemens (24-1-06), 9.280 euros en cortinas de la tapicería Blau Cel (27-10-06), además de 325 euros en Loewe (12-6-09) o 240 euros en cuatro compras de la floristería Crocus de Barcelona.
MERENGUE Y COACHING. Doña Cristina llamó personalmente a Marga Martí para contratar sus servicios de coaching. En total, la infanta pagó 7.850 euros por 37 horas de trabajo para mejorar sus dotes de dirección y presentación (17-9-07). El palacete también acogió un «curso de formación» los días 13 de junio y 1 de julio de 2007. En realidad, bajo ese rimbombante título se ocultaba un cursillo de salsa y merengue, según confesó la profesora, Carmen Batlle. El precio de las clases alcanzó los 707 euros (2-7-07).
LIBROS Y MÚSICA. Los duques de Palma son amantes de la música, los libros y las revistas. Así lo prueban sus facturas, que incluyen 22 descargas de música en iTunes, más 11 compras de libros en Amazon, la FNAC o la Casa del Libro. El 20 de mayo de 2008, los duques de Palma pagaron 13,30 euros por el libro Creatividad. Quizá estos días, al borde de la imputación, la infanta Cristina busque consuelo en este ensayo del gurú indio Osho, cuya solapa promete algo que ella necesita urgentemente: «Nuevas ideas para enfrentarse a los múltiples contratiempos de la vida moderna...».
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